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05-02-2003

Audi ice lounge: expectacular, fascinante y único

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Coincidiendo con la inauguración de los Campeonatos Mundiales de Esquí Alpino 2003 en Saint Moritz, Audi abre las puertas de su Salón de Hielo.

Allí las copas se sirven “on the rocks”, en el más auténtico sentido del término, puesto que el Salón de Hielo Audi, en el corazón de St. Moritz, está completamente construido con este elemento. Es un trabajo artístico, situado en la ‘Plazza de Ceremonia’, en el centro neurálgico de las actividades durante el Campeonato Mundial de Esquí Alpino 2003, que se está desarrollando del 1 al 16 de febrero.

Es singular y fascinante: las paredes de hielo, la decoración interior de hielo, con un techo abovedado de acero reluciente e iluminación estanca en el interior de los bloques, que permiten que la construcción brille desde su núcleo. En la entrada, un logotipo Audi de gran medida tallado en hielo proporciona al visitante una clave de quien es el anfitrión. Los cuatro aros tienen ocho metros de largo, dos metros con sesenta de alto y un peso, en conjunto, de nueve toneladas. Esta combinación de hielo, acero y luz convierte al Salón de Hielo Audi (‘Audi Ice Lounge’) en un objeto de arte único, sin comparación en la arquitectura moderna.

El Salón de Hielo mide veintidós metros de diámetro y cinco metros de altura. Para su construcción se utilizaron 180 toneladas de hielo translucido y ahumado. La preparación del edificio comenzó en noviembre del año pasado, y el Salón de Hielo se montó en dieciséis días, por medio de la unión de 1.850 bloques de hielo de cien kilos de peso cada uno. Es un enorme rompecabezas: cada bloque fue cortado exactamente a la medida como pieza única para situarlo en una posición específica planificada previamente.

“El proceso de construcción del Salón de Hielo Audi es comparable a la construcción de una casa, aunque todo el proceso requirió aún más precisión y detalle que todos los elementos prefabricados de una vivienda convencional,” explica el arquitecto y diseñador Christian Funk que, con su empresa Funk Ice Carving, realizó el trabajo de construcción y montaje.

Como comienzo del complejo proceso, se fabricó la materia prima: en noviembre del año pasado el hielo fue congelado en la sede central de la empresa en Beselich (Alemania). En una cámara de refrigeración, a 11 grados bajo cero, se crearon simultáneamente 48 piedras cuadradas de hielo en contenedores abiertos de acero inoxidable. Cada bloque fue congelado hasta su núcleo durante 36 horas. “No pudimos congelar con mayor rapidez, ya que si lo hubiéramos hecho, la excesiva presión en el hielo podría haberlo quebrado durante el proceso de curado”, explica Christian Funk. Funk utilizó hielo translucido y ahumado para la construcción: para mantener el hielo translúcido, se insufló aire constantemente durante el proceso de congelación. Los bloques de hielo fueron cortados exactamente a la medida en Alemania. Se utilizaron plataformas para cargar hasta un máximo de ocho bloques y luego se llevaron en transportes refrigerados a Suiza.

La empresa alemana Funk Ice Carving tiene diecisiete años de experiencia en este tipo de trabajos, y es una de las más cotizadas en la arquitectura con hielo. Aún así, el Salón de Hielo Audi superó todo los trabajos precedentes.

“La construcción del Salón de Hielo fue una obra maestra de la logística,” asegura Funk. Doce camiones de plataforma baja fueron los encargados de transportar la carga a Engadin. Ninguno, tal como estipula el Código Suizo de Carretera, podía pesar más de 38 toneladas y la carga tuvo que embarcarse en una secuencia correlativa. Primero la base, luego los bloques para los muros de carga, posteriormente la construcción del techo, que pesa 25 toneladas, y finalmente todos las piezas pequeñas para la decoración interior y el bar.

Como materia prima, el hielo planteó problemas inusuales a los co nstructores. Los bloques numerados fueron montados en su lugar correspondiente y luego empapados con agua para que se congelaran conjuntamente. Las paredes iban creciendo hacia lo alto fila por fila. Nada podía montarse en el hielo de forma alternativa. El techo tuvo que ser acoplado a las paredes de hielo por medio de 112 cuerdas de acero. ”Cuando estábamos elevando el techo a su posición, finalmente comenzó a nevar, de forma que tuvimos que volver a limpiar todo el salón antes de poder comenzar a trabajar en su interior”, asegura Funk.

Los detalles interiores requirieron mucha atención. Los visitantes no verán cables eléctricos, ya que fueron colocados previamente de tal forma que son invisibles a la vista. No hay focos, ni lámparas colgadas del techo o montadas en las paredes; el Salón de Hielo Audi parece tener iluminación propia. “Colocamos 70 focos estancos y 280 tubos fluorescentes en el hielo que difuminan la luz de forma indirecta”, explica Funk.

En lo que se refiere a la seguridad del Salón de Hielo Audi –en comparación con una casa convencional– no se tomaron atajos de ningún tipo. Ni siquiera las temperaturas por encima del grado de congelación ponen en peligro la solidez del conjunto. Las paredes exteriores sólo se derretirán ligeramente. “Al igual que con la pista de patinaje sobre hielo de St. Moritz, realizaremos un mantenimiento constante del Salón de Hielo Audi durante los catorce días del campeonato”, asegura Christian Funk. “Por la noche, se pulverizará agua sobre el hielo, que luego se congelará. La probable pérdida de masa que pueda producir la radiación solar se compensará de esta forma”.

 

Nota: Material gráfico disponible en el apartado de Otras imágenes Audi, sección Varios, Audi Ice Lounge.

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